
“Queridos hijos, hoy en este día de gracia, os invito a pedir al Señor el don de la Fe.
Hijos míos, decidíos por Dios y comenzad a vivir y a creer en lo que Dios os pide.
Creer, hijos míos, quiere decir poner vuestras vidas en las manos de Dios, en las manos del Señor que os ha creado y que os ama con un Amor inmenso. No seáis sólo creyentes con las palabras, sino testimoniad vuestra Fe a través de las obras y con el ejemplo personal.
Hablad con Dios, con vuestro Padre. Abridle y dadle vuestros corazones y veréis cómo vuestros corazones cambiarán y cómo vuestra vida admirará las obras de Dios.
Hijos míos, no hay vida sin Dios, por eso Yo, como Madre, intercedo y ruego a mi Hijo que renueve vuestros corazones y que llene vuestras vidas con su inmenso Amor.
Gracias por haber respondido a mi llamada.”