Muy preocupado por la situación, pedía a Dios que le ayudara a discernir qué pensar y cómo actuar ante la situación que tenía en su parroquia; fue en ese momento cuando pudo escuchar claramente una voz que le dijo:
En la mañana del día siguiente se dictó sentencia, siendo condenado a una pena reducida de tres años y medio de prisión.
“No he sido desobediente, cuando el obispo me prohibió ir a Medjugorje o hacer otras cosas, respeté su decisión y dejé de ir a Medjugorje o de hacer lo que indicaba, porque nunca actuaría en su contra. Pero, sinceramente, hay una cosa a la que no puedo renunciar, y es dejar de hablar de la Virgen. Si tengo que elegir entre la cárcel o anunciar, ser perseguido o anunciar , estar en silencio o dar testimonio, he decidido darlo. ¿El obispo y yo? muchas personas se sorprenderían de saber que nunca hemos hablado personalmente, nunca ha tenido ningún interés en conocer mi experiencia u opinión sobre Medjugorje.”
“He sido sacerdote durante más de 42 años (en el momento de la entrevista, en 2009) y amo a la iglesia católica. He dedicado toda mi vida a ella”.
“Me alejé de Medjugorje cuando él me pidió que lo hiciera, yo respeto a mi obispo, y nunca diría nada en contra de él; He optado por no juzgarlo”.
“El obispo no tiene por que aceptar Medjugorje, o aceptarme a mí si él piensa que estoy molestando a su concepto de la Iglesia; he aceptado todo esto, nunca me presenté más en Medjugorje porque no quería hacer nada en contra de su voluntad”.
“Sin embargo, el obispo ha decidido que Medjugorje no podía ni ser mencionado en su diócesis; no lo decidió después de estudiar lo que sucede allí, simplemente lo decidió. No voy a juzgarlo, pero, de la misma forma que ellos pueden elegir entre decir sí o no, yo sólo puedo elegir una cosa. Esa es mi decisión y no lo siento, no puedo arrepentirme de ella”.